Leyendo a Alma y a su corazón de su mano, me recordé.
Hace ya más años de los que me gustaría, en la universidad, Filología Hispánica, el profesor escribió en la pizarra:
Nos preguntó por qué no se podía decir esto en castellano. ¿Por qué estaba mal dicho?
A mí, la frase me caló. Decidí demostrar anónimamente que en castellano, al menos en el mío, sí se podía (visto lo visto, en el de Alma también). Escribí lo siguiente y se lo dejé debajo de la puerta de su despacho con la frase subrayada.
Creencias.
A veces creemos llover,
parece que el cielo sin nubes,
lleno de pájaros idílicos,
incluso alegre,
no es más que un sarcasmo de la naturaleza.
Creemos llover a cántaros
porque observamos demasiados intermediarios
entre el tiro de gracia
y los diversos bálsamos sucedidos.
Entonces frecuentamos la tristeza
hasta adquirir un gesto impecable de cristal roto.
A menudo en estos paisajes,
nos ponemos estupendos
y decimos miserias solemnes como:
"los valientes están llenos de cementerios".
A la ilusión nos la transitan lechuzas enceguecidas
y ocurre que todo se vuelve gris
como la sonrisa de un ejecutivo subalterno.
La esperanza, cuando queda,
se convierte en algo tan frágil como un adolescente;
en nuestros lugares surgen trampas.
No sé ustedes,
pero yo a veces creo llover
y efectivamente lluevo.
Otro día, en la misma clase, el profesor preguntó si era posible "traducir gritos"... (Continuará ;)
6 comentarios:
Yo lluevo, tú llueves..
Igual tu profesor, no había llovido aún y por eso creía que no se podía.
Que bonita respuesta.
P.D. Gracias, gracias, gracias.
Que me pregunten a mí...
Llevo un tiempo que no paro de llover.
Ironías de la vida, yo que tanto necesito de la lluvia para trabajar, pero de esa que no se llueve, y Gaia se pone de huelga y no quiere llorar...
Yo, que necesito berrinches de Gaia para poder trabajar, porque en la naturaleza como en la vida, esos berrinches son los que más influencia tienen en el futuro de los ecosistemas.
Sin embargo, yo si lluevo, lluevo por rincones, en sitios cerrados, abiertos, en el campo, con amigos, con desconocidos, en el tren, en el autobús...pero esa lluvia que no humedece campos despierta flores, o por lo menos eso espero cuando llegue la primavera...llegará
Menos mal que tengo algunos agricultores, de esos conocedores del campo, a mi alrededor eh javi?
Un abrazote
Llovemos, sí. Tenemos la capacidad de llover, afortunadamente.
El profesor usaba una rara tendencia a traer poesía a la lingüística, no sé si conscientemente o no, era (y seguirá siendo) un ambiguo, en el mejor sentido de la palabra. De todas maneras, todos mis respetos por un profesor que empezaba todas sus clases con una pregunta.
Alma: leo "Gracias, gracias, gracias." y las sumo, y resulta que matemáticamente son muchas más que "muchas gracias".
A ti, a ti, a ti.
Luis: no lo había visto así. Impresionado me dejas. Como dicen los indios (de la India), no olvides que detrás de las nubes hay mil soles, en tu caso, algunos muchos más.
P.D. En realidad, hay tierras tan agradecidas...
Yo lluevo...
Lo he leído y me ha recorrido un escalofrío.
Gracias.
Sitoh, gracias a ti. Tonto yo, que me honra el triste halago de tu escalofrío...
bueno, mi madre, que siempre tiene razón -como todas las madres- y que se la traía floja la filología, siempre decía "los hijos duelen mucho". Yo la entendía perfectamente, por eso no quiero tener hijos.
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