Punto cardinal

lunes, 22 de septiembre de 2008

Para trabajar, cada mañana, conduzco dirección este.
Lo que quiere decir que todas las mañanas
laborables
conduzco en dirección al amanecer.

Llenándome los ojos de sol.

Es una terapia temprana para el día.
Lo que venga después viene precedido de cierta belleza.

Doy gracias a la vista.

Como cuando te veo y te miro con las sábanas distraidas
y el pensamiento en otro lado
muy cerca de mí.

Llevo mis manos de hacia ti
desde primera hora del día.

Visito cada amanecer así.
Tomo notas en la moleskine
que tengo incrustada debajo del cráneo.
En la memoria.
Así.
Para contarte.
Para encontrarte.

Y escaparte alguna ternura olvidada.
Para besarte por duplicado.
Para compartirte belleza.

Para hacer una vida que merezca la pena vivir.

Cada mañana laborable conduzco dirección este,
hacia el amanecer.
Para ser feliz, cada noche conduzco dirección tú,
el lugar donde refugiar el sol.

Crecer

viernes, 12 de septiembre de 2008

"No se trata de dormir, sino de reponer los sueños."

Dijo sin levantar la mirada del suelo. Me alegré de escuchar algo tan grande, siendo tan sordo.
Me alegré de entender algo tan grande, siendo tan pequeño.

Pensé también que son cosas pequeñas las que nos hacen gigantes.

Y pensé, a cuento del cuento, que vamos como ciegos por el día a día dejando lo importante en algún rincón apolillado para las grandes ocasiones. Que nos ponemos el traje estupendo de burrito listo para perseguir zanahorias transegénicas. Que tenemos hambre, a veces, y no sabemos de qué.

Somos raros la gente.

No dormir contigo, sino reponer juntos los sueños. Se trata de desvestirnos lo malvivido. Porque desnudo, el miedo se queda en nada.

Se trata de verte feliz. Una cosa minúscula en el universo. Inmensa, para mí.

Son cosas menudencias las que nos hacen gigantes.

Y supongo que es por esto que cuando tú dices poco y yo digo pequeño, en realidad, nos crecemos.