Echarte de menos

sábado, 11 de octubre de 2008

Echarte de menos el alma y el cuerpo.

En cuerpo y alma.

De cuerpo batiente.

Echarte de menos con antelación.
Sin retraso.
Sin pausa.
Sin estado de excepción.

Echarte de menos
como pozo sin fondo.
Como boca sin beso.
Como frío debajo de la manta.

Echarte de menos
con la alegre tristeza de echarte de menos.
Con la ternura alerta.
Con una cuerdita de tender la ropa de atar el viento.

A sol y a sombra.

No dormir contigo es dormir fuera de casa.
En casa del jubilado.
En casa de misericordia.
En casa sin ventanas,
de muros de no verte.

Echarte de menos en previsión
de lluvia.

Un poco con el chubasquero empapado.

Echarte de menos porque te tengo y no.

Sentirte. Cuando estás lejos sentirte.

Leer a Gelman cuando tú me lo das a leer.

Echarte de menos la risa. El abrazo. El abrigo.

Echarte de menos entero.

Echarte de menos entera.

Echarte de menos en alma y cuerpo.

Punto cardinal

lunes, 22 de septiembre de 2008

Para trabajar, cada mañana, conduzco dirección este.
Lo que quiere decir que todas las mañanas
laborables
conduzco en dirección al amanecer.

Llenándome los ojos de sol.

Es una terapia temprana para el día.
Lo que venga después viene precedido de cierta belleza.

Doy gracias a la vista.

Como cuando te veo y te miro con las sábanas distraidas
y el pensamiento en otro lado
muy cerca de mí.

Llevo mis manos de hacia ti
desde primera hora del día.

Visito cada amanecer así.
Tomo notas en la moleskine
que tengo incrustada debajo del cráneo.
En la memoria.
Así.
Para contarte.
Para encontrarte.

Y escaparte alguna ternura olvidada.
Para besarte por duplicado.
Para compartirte belleza.

Para hacer una vida que merezca la pena vivir.

Cada mañana laborable conduzco dirección este,
hacia el amanecer.
Para ser feliz, cada noche conduzco dirección tú,
el lugar donde refugiar el sol.

Crecer

viernes, 12 de septiembre de 2008

"No se trata de dormir, sino de reponer los sueños."

Dijo sin levantar la mirada del suelo. Me alegré de escuchar algo tan grande, siendo tan sordo.
Me alegré de entender algo tan grande, siendo tan pequeño.

Pensé también que son cosas pequeñas las que nos hacen gigantes.

Y pensé, a cuento del cuento, que vamos como ciegos por el día a día dejando lo importante en algún rincón apolillado para las grandes ocasiones. Que nos ponemos el traje estupendo de burrito listo para perseguir zanahorias transegénicas. Que tenemos hambre, a veces, y no sabemos de qué.

Somos raros la gente.

No dormir contigo, sino reponer juntos los sueños. Se trata de desvestirnos lo malvivido. Porque desnudo, el miedo se queda en nada.

Se trata de verte feliz. Una cosa minúscula en el universo. Inmensa, para mí.

Son cosas menudencias las que nos hacen gigantes.

Y supongo que es por esto que cuando tú dices poco y yo digo pequeño, en realidad, nos crecemos.

Todo eso

jueves, 31 de julio de 2008

Hago pensamientos
que no es lo mismo que pensar

aunque no sepa la diferencia

Hago el pensamiento
de desmantelar la sábana que te cubres

Hago el pensamiento
de cómo desmadejar el miedo
de perder la suerte de ti

Hago el pensamiento
de no pensar
y el pensamiento
de sentirte

Hago pensamientos como crucigramas sin solución
pensamientos laberinto
y me pierdo
y me gano
y me empato

Hago el pensamiento de irme lejos por dentro de ti
y perderme y ganarme

Hago el pensamiento guerrilla contra la rutina
capear el temporal que no llega
trazar emboscadas de tirachinas contra el aguacero

Hago el pensamiento mar y el pensamiento lunes
el pensamiento trepar a tu ventana
el pensamiento quererte como es debido

Hago pensamientos ruido
y pensamientos basura también

Me reciclo
los anteojos
me limpio la esperanza

Y hago los pensamientos de pensarte como es debido.

Guapura

martes, 15 de julio de 2008

Guapura cuando sonríes
y se te llena la cara de sonrisa.

Guapura cuando me pierdo en algún recodo entre tu boca
y tus caderas.
Cuando mi cuerpo necesita tu alma que acariciar.
Cuando sales de la habitación
dejando las sabanas de la cama sin tildes y desérticas.
Y hay un algo desamparo. Allí dejado.

Guapura en el mirar. Guapura en mirarte.

Las palabras guapuras
que se me ponen de sábado
que se me pintan
los colores
que se me acortan la falda
de los párpados
para mirarte
para pintarte.

Besos guapura
profundos
que dejan manchas de carmín en el corazón.

Besamenta camino. Besamenta chaqueta para el frío.

Besamenta guapura.

Cuidar tu mundo es cuidar el mío.

Besamenta fiesta de quererse.

Guapura cuando sonríes
y me llenas la cara de sonrisa.

Guapura trasto.
Guapura centro de todas mis miradas y no sólo.

Guapura sábado. Guapura lunes.

Resulta muy vacío dormir sin ti.

Guapura sustantiva.

No hay diccionario que te adjetive.
No hay palabra que te quepa.

Ventana y mar

jueves, 10 de julio de 2008

Planto un beso en tu espalda.

Plantar un beso viene a ser como criar un árbol
o nacer un libro.

Viajo cuando empleas la ventana de mi habitación.

Ventanar es cuando te miras y te ves de lejos.
Se llenan así los ojos de cielo urbano. Cielo civil.

Me agarro a las nubes. Urbanas. Civiles.

Los pilotos contabilizan horas de vuelo.

Estreno el minutaje. Dejo crecer los bártulos de la alegría.
A saltos borbotones.

Aprieto el interruptor para encender el abrazo de dormirte
y apagar la bombilla.

Hablamos mejor a oscuras. Como dos delincuentes acorralados.

Mirándonos los ojos a una nariz de distancia.
Compartiendo aire y viento. Compartiendo oscuridad.

Pasa la noche junta.

Se enciende el día.

Planto un beso en tu espalda.

Cuando tú miras por mi ventana, yo escucho tu mar.

Vista bonita

viernes, 4 de julio de 2008

Te veía desde el abrazo la cadera, a vista de pájaro te miraba, boquiabierta la cara.

El sustento

Como un perro sin cadena al parque
se escapan mis manos a ti. Y no hay gobierno que valga.

Extiendo los brazos de dentro. Experimento ganas de despegar los vuelos. Y es importante no mirarse los pies de dentro.

Me repito nuevo. Me nazco. Me paro. Doy una cierta luz.

Guío mis brazos. Es importante ir a favor con el viento. Todo lo demás es nada y nadas nos sobran.

Miro el teléfono para ver tu voz. Miope de oído, nunca lo he sentido tanto. Pierdo una palabra y pierdo mucho.

Pierdo un hilo de voz y pierdo todo. Afortunadamente escribes alto y claro.

Muy afortunademente tú.

Es fácil entenderse cuando se calla el mismo idioma. Y se mastica el mismo hambre. Y los besos abren la boca del estómago.

Y besas que alimentas.

Metafísica íntima

Ay, almita, qué cuerpito más lindo usas.
Ay, cuerpito, qué alma inabarcable cabes.

Milímetro

Si te puede ayudar un milímetro no tengo nada mejor que hacer que coger el coche, ir a ti, darte un abrazo no de los míos sino de los para ti, y volverme a mí.

Alrededor

A veces hablo conmigo.

Y te escucho.

Miro hacia la derecha en este caso,
o hacia la izquierda indiscriminadamente,
construyo cara de hacerme el interesante. Pienso nada.

Pero escucho. Me escucho. Y a ti.

Emprendo un discurso monocorde en clave de sí bemol.

No pasa nada y pasa todo.

Hago espacio en el mundo mío. Tu hueco desde el fondo del almario.

Me pregunto a tus oidos.

Me respondo con tu voz armada en son de paz.

Intercambiamos ojos. Manos. El calor.

Guapo porque dices guapo. Y tu voz.

Me armo a tu alrededor.
Y la calma.

Treinta

sábado, 28 de junio de 2008

Acostumbro a celebrar los cumpleaños propios
con libreta a cuadros y lapicero de color rojo
reviso los cajones y los almarios
enumero
anoto
borro y escribo

realizo el índice de cosas y cosos

cada año en esa fecha visito el parque
el barrio
viajo mis viajes
vuelvo a las casas que no tuve
y a las personas que no fui

visito los juguetes
los juegos malos y buenos

pienso la masa corporal de los recuerdos

lo vivido

mido con la vara de medir desastres

Comienzo éste con descostumbres. Desalambrándome.

Abro la ventana.

Lleno la casa de aire.

Lleno la casa de viento.

Aún así me duelen los dolores de mis otros.

Y los míos, que son de índole pequeña. Diminuta.

Tiro a la papelera la bola del papel de los balances
los debe y haber
los inventarios
los parques
los cajones
el barrio.

Porque no sirven.

Y es que últimamente muchas cosas.
Y es que últimamente todo.

Ocurres.

Últimamente me doy lecciones.

Últimamente el mundo pero su ruido.

Últimamante tú. El aire. El viento.

Últimamente el mundo pero nosotros.

Vuelo a ras de mujer

domingo, 22 de junio de 2008

Vuelo es esperarte en la puerta contando baldosas y microsegundos.
Ponerme guapo el ánimo.

Vuelo es tenerte y no. Quererte y sí.
Vuelo es cuidarte las alas por propio egoísmo.

Estrecharte las manos malas y las buenas.
Los espejos perversos.
Las ventanas de estar lejos.
Los cristales rotos de la memoria. Los diamantes brutos y no. La alegria.

Es buscarte la palabra que me palabre, la expresión que me exprese.
Desnudarme del ruido de callar.

Pelearme. Muchas veces. Lo importante es volar, no participar.

Es no mirarme para otro lado.
Y darme. Limosnita, pequeño tesoro de niño viejo: canicas y cromos.

Vuelo es cuidarnos el mundo. Al tiempo, por turnos. Abrazados en remoto o con los brazos por dentro y fuera.

¿En tu mundo o en el mío?

Instalarme en la esperanza de modo rotundo. Escribir felicidad y no escribir falsaria.
Escribir felicidad, suscribirla.

Escribir amor y no sentirme ingenuo. Escribir como nunca y no sentirme poco vivido.
Escribir alma tuya y mía y erizar los pelos del querer.

Vuelo es cuando dices muchas cosas a la pregunta qué piensas y leerte
los dibujos del libro, glosario de sentires.
El silencio sin molestia, como una película de cine mudo que lo dice todo.

Manejar un ejército de hormigas por tus caderas. Por tu espalda.

Pender del hilo de la punta de tus dedos funámbulos con los ojos cerrados.

Inventar idiomas. Inventar curas.

Inventar alas.

Y volar. Y batir cada centímetro de cuerpo, alado o no.

Amor.

(que se joda la ingenuidad, que se joda el miedo)

Escuela

miércoles, 18 de junio de 2008

Te miro el silencio,
te oigo pensamientos ola
sentimientos tierra invierno
el sonido de tu pelo por la almohada.

Me sucede el miedo.

Me faltan manos para desnudarte el alma.
Me faltan manos para apagar tormentas.
Me faltan manos para quererte.

Uso el miedo a modo de caballo a tu ventana.

Crío una bonita esperanza humilde. Juego con ella por tu cuerpo. Va a tu escuela.

Aprende tu lluvia.

Hombre pájaro

viernes, 13 de junio de 2008



Soy hombre pájaro
de alas cortas
y pies planos.

No vuelo si no es en caos en tu cuerpo.

Arrojo mi paisaje.

No veo más allá del cielo.

Miope.

Hormonal.

Hombre pájaro con miedo a volar.

Domestícame.

Ábreme.

Esquizofrenia de todo.
Soy de papel.

Cuando yo era un niño
el invierno no tenía los huesos tan duros
ni las patas tan largas.
Hace muchos años
yo era un invierno en pequeñito.
Tenía el cuerpo metido en el miedo
y las balas mojadas.

Quería ser inventor y piloto.
Matar dragones.
Y era un invierno con patas cortas.
Y un miedo de vuelo largo,
un miedo como de cuatro jornadas.
Un miedo de todo.

Desamparo de cada hoja.

Era un invierno pequeño,
rabioso.

Yo siempre estaba donde el miedo me decía
y no hablaba
sencillamente
porque el miedo no tiene boca.

Y no tocaba
porque las manos del invierno
tienen la mirada esquiva.

Nunca hacía nada.
Era el niño raro.

Mi casa tenía las paredes blandas.

Yo jugaba al frío
como quien juega a las chapas.

De todo aquello me quedan
las flores violentas
y unas plantas blandas.
Unas matas de raíz torcida.

Y mientras tanto la savia dormida.

Los sueños raros.

Blandos.

Las flores violentas.

Las ganas de verte.

Los ojos de verte.

El frío del miedo.

Y las casas que se van pero no llegan.

Y las flores de ti.

La rosa que tiembla.

Domestícame.

Ábreme.

Que yo soy hombre pájaro
de alas cortas
y pies planos.

Hace muchos años yo fui un pequeño invierno.



Imagen: Aurelio Higuera López.
Poema del libro: Manuales para manos sencillas.

Chiquitita

domingo, 8 de junio de 2008



Del amor viene y al amor va.
De amor son sus manos.

Siempre que puede se llena de amor.

No se vacía nunca.

Chiquitita ligera,
peso pluma,
pesito,
tanto amor pesa.

Eso dice la báscula,
sólo eso.

Porque el amor nunca es desnatado
o desgrasado.

No hay amor light.
No hay semiamor.
Porque no hay semibesos
ni hay caricias bajas en calorías.

No existe una dieta específica para el corazón,
el corazón no adelgaza.

Chiquitita,
¿pero cuándo te vas a mirar
con mis ojos de verte?

Porque mis manos de rozarte
no adelgazan
ni adelgazan mis ganas.

El corazón no adelgaza.

Chiquitita tiene el corazón largo,
no le cabe.
Se le escapa.
Domestica rosas.
Es un principito.
Es tantas cosas.

Es todavía una seminiña
asustada,
mojada,
delante de una cama semivacía,
contemplando con los ojos como platos
una soledad
entera.
En plena noche,
en la noche entera.

Su casa tenía las puertas abiertas
y el alma rota.

La niña salió guerrera.

¿Cómo iba a salir
si nació en la guerra?

Y aún así del amor viene
y al amor va,
de amor son sus manos,
su carne misma.

De amor son sus ojos
y sus piernas,
de amor están hechas sus caderas,
su semitripa y su cintura.
De amor es su pelo.

De amor son los kilos que le faltan.

Ay, chiquitita,
empiezas a entender
que el corazón no adelgaza.

Así,
cada día estás más guapa.

Ay, chiquitita,
¿pero cuándo te vas a mirar
con mis ojos de verte?


Imagen: Aurelio Higuera López.
Poema del libro: Manuales para manos sencillas.

Presentación oficial de Manuales para manos sencillas

lunes, 2 de junio de 2008





Se ha escrito un crimen.

Se llama "Manuales para manos sencillas" y será presentado oficialmente el día 7 de junio a las 20:00 en el Melounge Bar, sito en la calle San Pedro 22, Madrid, por el autor, un humilde servidor, Javier Suero Santos.

El evento consistirá en la lectura de tres poemas acompañada por video-proyecciones del cómplice Aurelio Higuera López, ágape, música y algún que otro desvarío.

Sin más dilación ni palabrería, quedas invitado al sarao.

(sirva este cambio de fecha al post como recordatorio)

Sonidos

martes, 27 de mayo de 2008

Siguiendo el sonido de mi corazón me precipito al abismo íntimo de mi alma. Escuchando. Decían, como el que oye llover, con mucha atención.

Oyendo llover. Quedándome solo. Soledándome.

Decían de mi talento para hallar gente maravillosa y perderla. Completamente de acuerdo. A los hechos me repito.

Decían huye, pero escuché y me escuché y me quedé hasta para decir adiós.

Decían usa paraguas, gabardina, algo. Usé la piel. Y me mojé. Y me gustó pasar ese frío.

Decían hazlo bien. No supe. No sé. Trataré de saber. Escucho atentamente. Se admiten consejos que no seguiré, patadas en la nuca, adioses sin acuse de recibo. Se admiten comentarios.

Estás. Te escucho.

El frío

jueves, 22 de mayo de 2008

La historia de hoy es una historia de ayer sin historia. Trata de una señora mayor y su casa repleta de gatos. Los gatos son la gente que le faltó, quiero decir, no la gente que estuvo y se fue, sino la gente que en realidad nunca estuvo allí, en ella, en la señora, no en la casa.

Hay gatos sobrinos, gatos primos segundos, hermanos, gato padre, gato madre, gato amigo de la infancia, gato confidente, gato visita, gato marido, gatos hijos, gatos nietos.

La señora trata a cada gato según su parentesco o su relación. Les sirve un café anchoa a las visitas. Cuando acaricia el lomo de su gato hijo, casi se llena de orgullo al pensar en todo lo que ha conseguido, su descendencia gata, sus nietos. Reverencia a su padre gato y teme la zapatilla zarpa de su madre gata.

Su marido gato murió hace tres años. La cama vacía. Fría. Frías. La cama. Ella.

Ayer no se levantó al amanecer para hacer el desayuno leche pescado fresco a su familia gata.

Cuando llegó la visita gata tampoco se levantó.

La cena gata sin anfitriona. Sólo la familia.

La cama fría. Frías. La cama. Ella.

Su nieta gata más pequeña entra a la habitación temblando. Trepa por la colcha con sus uñas tiernas débiles tras varios intentos. Lame su mano esperando respuesta. Lame. Lame. Su mano fría. Al final se queda dormida entre el hombro y el cuello, hecha un ovillo mínimo.

El amanecer entra por la ventana para descubrir dos niñas sobre la cama. Dos frías, la cama, ella. La tercera con un calor tierno. Humano.

Así

domingo, 18 de mayo de 2008

Me escuece el ojo derecho, constato que es porque está seco y que lleva así mucho antes de ahora. No hay lágrimas. Me preocupo. Por el ojo y por el pantano seco de mi lagrimal.

Eso conduciendo huyendo de nosotros.

En Bilbao dejo un amigo que quiero tener. Un palacio para unos okupas preocupados. Pido perdón a los amigos que quiero tener por presentarme tan a medias.

En Madrid llego al absurdo de lo raro que es llegar a uno y estar en casa. En realidad llego a mí como a mi cuarto de casa de mis padres de visita de domingo para ser más exactos. Desconcierta tanto vivido allí aunque sea en pequeñito.

Ñomo se cuelga a mis barbas a dos manos. Trepa. Constata mi ojo derecho seco. Protesta. Durante una semana mi cuello no ha portado el collar que me hizo para darme suerte.

¿Cómo no voy a estar tan flaco de todo?

Lo junta a mi cuello. Da un tironcito de prueba. Y sigue ahí.

Pregunto puedo escribir. Debes, dice.

Y así.

El balbuceo

jueves, 8 de mayo de 2008

Le veo naciendo viejo. Tiene la mirada cansada, no por el esfuerzo de venir de su mundo al nuestro, más bien por el agotamiento suave de los años que no tiene.

En realidad la forma de sus ojos apenas muta con el tiempo. Rasgados. Entornados. La mirada de un anciano chino que fuma en una pipa larga y no tiene prisa ni conoce qué es eso.

A la edad de uno, a la edad de tres, a la edad de veinte.

No tarda en emitir balbuceos ininteligibles. Precoz. Los padres le esperan su habla un día sí y otro también. No dice papá, no dice mamá. Dice ajtiejete, dice miyekila. Y sonríe. Y señala la pelota azul. Y dice skakipole.

Caen las hojas del calendario y los calendarios mismos. Los padres ya le esperan un día sí y otro tampoco. El chico corre, juega. Parece espabilado incluso. Pero no habla palabras. Habla jujantiko la foe treyupe mientras mira a la hija menor del vecino. Y habla sretyo ge lojuo al cambiarse la ropa, mojada de tormenta de verano.

Solo en su balbuceo. Raro. Extraño. Solo ve crecer un bigote ralo de pelos fuertemente negros. Solo descubre la primera cana y solo se tantea la coronilla buscando lo que ya no está.

Usa barba espesa. No mira a la gente que pasa, que no es gente. Se guarda en su guarida preferida: el silencio.

En el mercado señala el pan y dice bajito tetenjuk jru pé y alarga la mano y las monedas. Dice muy quedo ilendra pé cuando pasa de visita la hija de su vecino. Y las hijas de la hija.

Los calendarios se acumulan apilados. El último está en la pared. En el parque en el banco en su guarida. Un niño se le acerca y le tira de la barba. Se ríe. La risa le pide al niño que le pida que hable, para ser más. Vienen más niños. Más risa pidiendo. Habla gritan. Ordena hablar. La risa.

Con una dicción perfecta balbucea kak juleyf.

Traduzco libremente "por favor".

Quiero

lunes, 5 de mayo de 2008

Quiero dejar esta ciudad.

Cambiar de trabajo.

Buscarme otro árbol
y otra rama.

Canjear mis miserias
por otras miserias.
Éstas me tienen cansado.

Heredar un libro
y un pisito.

Hacerme un bono descuento
de paz.
Está muy cara.

Dejar mis nubes
y nubarrones
en la nevera,
entre los macarrones
y los chubascos.

Salir a la calle
para mojarme con la lluvia.

Cortarme el pelo
sólo de vez en cuando.

Comer fruta.

Ir a misa
para cagarme en dios.
A ver si allí me oye.

Mandar postales.
LLamar a la gente.
Protestar mais.

Dejar de prostituirme y
sólo alquilarme.

Follar más.

Recuperarme.

Ir a objetos perdidos.

Pedir la hoja de reclamaciones.
Que me pongan con Dios!

Ser mejor vecino.

Pagar todas las rondas.

Compartir abismos.

Buscarme otra novia
para que sigamos siendo amantes.

Coger tus alas
prestadas
una hora y media por día.

Esconderme en tus manos.

Buscar contigo otra ciudad,
otras miserias.
Otra nevera.
Más llena.
De macarrones
y chubascos.
Ir juntos a misa,
para hacer presión.
Follar mais.
Juntos,
si puede ser.
Ser vecinos.
Compartir abismos.

No estar cansado de esta ciudad
y de mí.

(Las nadas)

miércoles, 30 de abril de 2008

(Todo lo que tengo es nada, pero no lo echo de menos.

Estoy preparado.

Creo.

La ciudad no me persigue. Ni la muerte, ya no.

Ya no tengo sombra.

De hecho yo soy mi propia sombra. A lo mejor ni eso.

Y las sombras no tienen sombra. Eso todo el mundo lo sabe.

Podría haber elegido otra derrota y no ésta. Eso es cierto.

Podría, digamos, haber elegido otro tren. Otra chaqueta y otra casa.
Podría haber cambiado la bruma de sitio. Escondido soledades debajo de la alfombra. Podría colocar los muebles según el horario del sol o por orden alfabético.
Podría cambiar el cd de la cadena. Incluso podría comprarme otra cadena.

Pero, ¿para qué? ¿Todo esto qué coño cambiaría?

Tengo todas las nadas. Las colecciono.

Aforo completo de nadas.

Cada jornada las saco de paseo un mínimo de nueve horas diarias.

Dormimos juntos. Convivimos. Compartimos desayuno, comida y cena.

Las nadas no dan vacaciones.

No dan tregua.

No hay descanso. Ni amparo.

Se instalan para quedarse. Anidan en cualquier recoveco.

Destruyen cada mañana.

Tengo todas y cada una de las nadas.

Creo estar preparado.

Creo.)

Unos

domingo, 27 de abril de 2008

Dos. Una y Uno. Uno en Una. Dos en Uno. Dos.

Una expulsa un ruido. Entre espiración fuerte frotando contra las paredes de la boca y brisa bronca.

Uno para. Suave. Tonto. Estando en fuera de Una.

Uno: ¿Te hago daño?

Una: Sí, por favor.

Dos. Unos.




(Tramposo me recupero Unos de Sopas de gansos, para mejor organizarme mi mundo y para darnos descanso las musas y yo. )

Chusma

miércoles, 23 de abril de 2008

Camino al trabajo. Recorro los pasillos comunes del madrugón. Bostezo. Me estiro. Cruje el esqueleto, el ánimo. Camino por el sistema no solar. Los parques vacíos de las ocho de la mañana. Se me cruzan otros bultos como yo, no nos miramos a los ojos. Obvio. Los bultos no tenemos ojos, cara, alma. Números sí tenemos: seguridad social, documento nacional de identidad, nómina, número de cuenta, de teléfono, del otro teléfono... Y letras. Claro. Ésas. Esas letras. El a be ce de los bultos.

Paso a paso, chusma camino. Entro a la oficina, saludo al resto de chusma, buenos días. Reviso el correo. Más chusma llega, más chusma bendice los días. Escribo en lenguajes ficticios. Máquinas que no me leen, me interpretan. Y soy yo el que me pongo en su lugar. En su lugar de máquina. Escupo código. Eficaz. Pertinente. Con los seis sentidos de bulto fuera de la habitación.

En el paso de bulto a chusma recupero mis ojos. Así miro. Con ojos de chusma.

Llega la hora del desayuno. La chusma bajamos al bar. Mugre. Humo. Mal café mal servido. Protestamos por el café en el plano general y por los posos en el concreto. Como cada día. Como chusma nos contamos nuestra vida chusmosa, chusmilla.

En la migración de chusma a contertulio recupero la risa y la persona. Me reconcilio con el género chusma. Afortunadamente la risa. Tonta. Libre. Floja. Completa. Lo abarca todo. Nada queda fuera de su territorio. Cruel. Simpática. Impertinente. Tonta. Necia. Y libre.

Sobre todo, libre.

Risa de contra nosotros, chusma, chusmita.

Matar un fantasma

domingo, 20 de abril de 2008

Me pregunto,
¿cuántas veces se mata a un fantasma
para que no vuelva?

¿Dónde va un fantasma
cuando muere?

¿De dónde viene la pena?

¿Quién inventó la tristeza?

¿Quién le puso el nombre a la tristeza?

Un nombre tan bonito
para una cosa tan fea.

Cada mañana tu fantasma y el mío
se juntan
y hacen un fantasma
y este es más grande
que la suma de nuestros fantasmas individuales.

Luego me despierto yo,
más tarde tú
e inmediatamente después
se despierta mi amor,
luego el tuyo
y juntos
hacen un amor
más grande que la suma
de nuestros fantasmas individuales.

¿Cuántas veces se mata el amor
para que muera?

Me pregunto.

Te quiero.

Amo tus cosas
de una manera noble.
Sucia y noble.

Me pregunto.

Me limpio.

Renuevo mis pecados.
En ese sentido me reinvento.
Reinvento mis pecados
y mis palabras.

Remato tus fantasmas.

Remato el amor.
No disimules.

También tú rematas.

Apuramos la vida.
Y es un milagro nuestro
esta inmortalidad del amor.
No muere.
Nunca.
Es más grande que la suma
de nuestros fantasmas por duplicado.

Te echo de menos.
En nuestra casa
vivimos solos
por turnos.

El tiempo que perdimos
cuando teníamos tiempo.

Las cosas feas que nos dijimos,
los platos rotos,
alimentamos la pena
religiosamente,
estúpidamente.
Necios ambos en nosotros mismos.

Te quise y te quiero
por tu esperanza noble,
limpia.
Por tu alegría limpia.
Tu forma limpia de ver la vida.

Te quise y te quiero
de una manera noble,
sucia y noble.

Estoy como en casa
cuando estás en casa.

Desordeno mis papeles,
friego,
afilo mis labios.
Te quiero y me pregunto.
(Cada mañana).

¿Cómo demonios haces
para hacer el amor
siempre que se rompe?

Del libro Manuales para manos sencillas.

La paz

miércoles, 16 de abril de 2008

Te miro reestablecerte la paz. No es fácil. Obvio.
Hay tropezones y escarmientos. Días para la papelera de reciclaje.
Tu corazón bandera para un país horizonte.

Yo también tropiezo.
Con otras piedras. No escarmiento.
Vuelvo a ser yo,
un disfraz de uno mismo pegado a la piel.
Sin espacio.
Con poco remiendo.

Me sale una voz fea,
feamente mía,
quiero decir.

La mesa de negociaciones tiene una pata coja.
Pido perdón en la plaza del pueblo.

Mal disfrazado de yo mismo.

El globo

lunes, 14 de abril de 2008

No es una gran historia. Es una niña que pasea de la mano de la mujer que puso el cuerpo para traerla. Pasean por la feria. La gente es feliz, todo lo feliz que se puede parecer. Ella no mira la noria, sus ojos resbalan por los ponis sin ni siquiera rozarlos, los dulces de colores imposibles no son importantes, los autos de choque, la casa del terror, la gente feliz... Todo es nada. Excepto una sola cosa: los globos de hidrógeno. Le resulta impresionante su capacidad para desaparecer en el infinito del cielo con solo soltar la cuerda. No existe otra cosa para ella. No ve otra cosa. No hay más.

Mira a su madre. Suelta su mano. Sus pies se levantan del suelo lenta pero inexorablemente. Siente como el viento la mueve, primero a un lado, luego al otro. Toma distancia. Vuela. Despacio. Hasta que desaparece en el infinito. Dejando la misma huella que un globo perdido. En el momento en que su madre deja de ser un punto para no ser nada esboza algo parecido a una sonrisa.

Meteorología

jueves, 10 de abril de 2008

Seguramente no me haga singular el hecho de que la meteorología me acabe marcando el paso, quiero decir que cuando se encapota el cielo soy yo el que se siente plomizo, que un sol incipiente en enero me brota una hoja verde y una sonrisa, que el frío invernal no sólo me congela las manos y la punta de la nariz y que la decadencia del otoño me recuerda el final de mi ciclo, no el de la naturaleza.

Es por esto que miro al hombre o mujer del tiempo con cara de diván, con el gesto un poco torcido y la esperanza de que llueva a mi gusto, es decir que llueva encima del pantano y en mi encima haga un sol radiante.


Pronóstico para hoy: nublado con un sol que parece que quiere pero que definitivamente no puede.



Actualización: precipitaciones de baja intensidad.

La maleta

domingo, 6 de abril de 2008

Imagino un niño con una maleta gigante. Tiene cuatro años, dos piernas y un perro. Caminan juntos el perro, el niño y la maleta. El perro mira al niño como un compañero líder tirano generoso compinche, la cabeza medio gacha medio altiva según el humor del crío líder, miradas de reojo para vigilarlo, al humor, no al chaval.

Jornada tras jornada el viaje se construye y los años pasan casi más rápido que los kilómetros. La maleta se va llenando de recuerdos. El crío no tan crío o sí almacena con celo cualquier cosa que le recuerde un recodo, un momento, un algo del viaje.

La maleta se hace pesada. El perro viejo. El crío adulto y no. Tiene más fuerza con lo que la maleta y su peso no son excesivo problema.

Pasan más años, más kilómetros. El equipaje crece de forma desmedida. Las fuerzas no son las que eran. El perrillo saca fuerzas de donde no hay para no dejar solo al crío viejo. Le acompaña.

Más kilómetros. Más años. La maleta se hace imposible de transportar. El crío tirano viejo líder compinche se rompe la espalda de intentarlo, el perro empuja la maleta y gime o hace ese llanto agudo triste canino de perro viejo. El perro entiende antes que el crío viejo tirano compinche. El líder triste de dos piernas, un perro, una maleta, ni se sabe los años, no quiere entender. Con la cabeza gacha, mirada de reojo, rabo entre las piernas, el crío líder se sienta al lado del perro. Lo que mira de reojo es la maleta. El perro líder viejo compinche consigue abrirla. Sacando las fuerzas de donde no había ni ayer ni hoy ni hace años, la vacía. Coloca los enseres en fila. En el transcurso el crío viejo gime o llora con las lágrimas densas escasas profundas antiguas de la segunda edad de la tercera edad.

Cuando el perro guía termina, muerde el pantalón del viejo crío bebé anciano hasta moverlo. Juntos caminan hacia el final del viaje huyendo del final del viaje.

El perro delante. El anciano detrás.

¿Dónde estás?

lunes, 31 de marzo de 2008

Es después. A través del silencio.

Es la unidad más diminuta del sonido, un decibelio enano, taradito.

Es mi mano sobre tu piel. Un roce. De duración variable, impredecible.

No hay dos roces iguales. No es idéntico aunque sea la misma mano contra a favor de la misma piel.
Irrepetible cada uno. Exacto sólo a si mismo.

Palma contra a favor de espalda, caderas, vientre, culo, piernas. Juego de dedos. Juego de piel.

Para el oído no educado ni siquiera suena. Ni es.

Y en realidad es un alboroto tranquilo de los sentidos. Barahúnda tuya.

Te escucho desde aquí, en otro sitio.

Llover

jueves, 27 de marzo de 2008

Leyendo a Alma y a su corazón de su mano, me recordé.

Hace ya más años de los que me gustaría, en la universidad, Filología Hispánica, el profesor escribió en la pizarra:

Yo lluevo.

Nos preguntó por qué no se podía decir esto en castellano. ¿Por qué estaba mal dicho?

A mí, la frase me caló. Decidí demostrar anónimamente que en castellano, al menos en el mío, sí se podía (visto lo visto, en el de Alma también). Escribí lo siguiente y se lo dejé debajo de la puerta de su despacho con la frase subrayada.

Creencias.

A veces creemos llover,
parece que el cielo sin nubes,
lleno de pájaros idílicos,
incluso alegre,
no es más que un sarcasmo de la naturaleza.

Creemos llover a cántaros
porque observamos demasiados intermediarios
entre el tiro de gracia
y los diversos bálsamos sucedidos.
Entonces frecuentamos la tristeza
hasta adquirir un gesto impecable de cristal roto.
A menudo en estos paisajes,
nos ponemos estupendos
y decimos miserias solemnes como:
"los valientes están llenos de cementerios".

A la ilusión nos la transitan lechuzas enceguecidas
y ocurre que todo se vuelve gris
como la sonrisa de un ejecutivo subalterno.
La esperanza, cuando queda,
se convierte en algo tan frágil como un adolescente;
en nuestros lugares surgen trampas.

No sé ustedes,
pero yo a veces creo llover
y efectivamente lluevo.


Otro día, en la misma clase, el profesor preguntó si era posible "traducir gritos"... (Continuará ;)

Ñomo y yo

miércoles, 19 de marzo de 2008

Ñomo es un ser de otro este mundo.

Es un ser frontera.

Ñomo y yo.

Hay veces que lo miro con ojos atónicos fijos. Se me abre la boca como un pez que respira. La boca pez abierta y no se cierra. Los ojos fijos atónitos. Ñomo aprovecha y me enreda ranas en las barbas. Ríe. La boca pez se cierra. Ríe. Me enfado como niño sin helado. Con una sonrisa risa contenida, me quita las ranas una a una, y juega con la barba conmigo. Con unos dedos menudos me hace cosquillas y sonríe contenida. Sonrío risa sin aristas con él.

Ñomo adora los pasteles de dulce miel azúcar caramelo goloso. Los escondo en los lugares que los va a buscar. Oculto en la rendija de la puerta espío la comilona sonrío por dentro y por fuera. Saboreo con su boca a mí que no me gusta el dulce. Mi placer inmenso su gula furtiva.

A menudo vuelve llorando de jugar en el parque y caerse. Lo primero ordenarle los bucles del pelo. Lo siento en mis rodillas y le seco las lágrimas una a una. Le limpio la cara para encontrarle su sonrisa. Perdida en un rincón de los morros que pone. Muevo las rodillas. Desfrunce el ceño a pasitos minúsculos sin darse cuenta pensando que sigue triste. Muevo las rodillas. Le despierto de la hipnótica tristeza olvidada soplándole en el cuello para que juegue conmigo… Y luego los ojos atónitos fijos y las ranas en la barba y la boca pez se cierra y los dedos en las cosquillas y la sonrisa sin aristas...

Ñomo viaja para hallarse en si fuera en lo otro. Es un ser frontera. Sale por la puerta instalo mis ojos en la ventana incrusto las uñas en la pared entiendo su frontera. Escondo la llave de la puerta donde la va a buscar. Cuando me duelen las uñas de no parpadear y los ojos de arañar la ventana entendiendo fronteras dirijo mi barba a la tijera y mi cuerpo al agua caliente de la memoria. Me represento. Cocino los pasteles de dulce miel azúcar caramelo. Los escondo. Los cambio de sitio. Lo pienso mejor. Aquí. Busco el primer lugar debajo de la sábana de su cama. Me siento a esperar pienso que no pienso nada arañando los cristales de memoria. Doy vueltas al reloj de arena una y otra vez entendiendo contando los granos. Araño. La puerta abriéndose es su dulce en mi boca. Una fiesta. Escucho sus aventuras trato de usar su mirada. Sabia de mundo interior. Si viene mojado de lluvia preparo un baño caliente. Si tiene sed agua fría. Si hambre un pan humeante salido del horno… Trae los pantalones sucios. Barro en la cara. Huele a hierba.

En los bolsillos guarda ranas. Busca sus dulces. Decora el parque.

Ñomo es un ser de otro éste mundo.

Es un ser frontera.

Huele a hierba.

Sombra negra

lunes, 17 de marzo de 2008

La sombra negra se instala en nuestros días sin llamar a la puerta. Por la rendija de las horas se cuela. Anida. Trae a mi mundo una camada de pequeñas sombras negras con la misma mirada perdida que su madre pero con individual personalidad.

Pasan los días iguales. Crecen. La camada me tiende trampas. Camufla sus artefactos entre las ramas de la rutina. Como animal para otro mundo caigo en ellas.

Lo que pasa es que no pasa nada.

Me sacudo. Me quito la pena de la chaqueta para que no pese. Miro a la tribu de lejos. Hiberno. Pasará.

Nuevos géneros literarios: el blog

jueves, 13 de marzo de 2008

Curioso el nacimiento de internet y todo lo que nace a su vez de ella. Nace el blog, la bitácora, un género literario a camino entre el diario, el ensayo y la tertulia. La RAE en su labor legislativa del lenguaje, como todo legislador, llega más tarde que la realidad, no define ni blog, ni bitácora (en este sentido). La wikipedia sí, claro, blog.

Tiene elementos radicalmente nuevos, desconocidos en otros géneros:

- Inmediatez. Se escribe y se publica, no hay un proceso editorial o si lo hay está totalmente automatizado y es inmediato y transparente.

- Su soporte no es el papel, sino la web. Esta característica lo marca todo, abre un abanico de posibilidades inimaginables hace 20 años. Hay poco a poco alguna iniciativa recopilatoria para papel, como si el éste diera más sensación de perdurabilidad, de seriedad.

- Los comentarios. ¿En qué otro género se puede mantener una "conversación" entre autor y lectores? ¿Imaginais a Lorca o a Quevedo respondiendo los comentarios de sus entradas? Oye, Fran, que bueno eso del polvo enamorado... ¿va con segundas? ;)

- La disponibilidad. Global e inmediata. El único límite, el idioma, y este empieza, recién empieza, a dejar de serlo con los traductores online.


Actualización:

- El arrepentimiento inmediato, incluso tras la publicación. Capacidad para corregir tal no ha habido antes.

Malvenidas

domingo, 9 de marzo de 2008

Cada vez que vienes por casa

te acabas llevando algo:

ropa, calzado, un cuadro,

una foto.

Cada vez que vienes,

es para irte más,

vienes para estar más lejos.


Del libro Manuales para manos sencillas.

Descatálogo

sábado, 8 de marzo de 2008

Hace un par de días. En la tele. Periodista que aborda a alguien que pasa por la calle.

Pregunta: ¿Qué le parece lo que ha dicho Schuster sobre el partido?
Respuesta: Sus propias palabras lo descatalogan.

Es decir, sus palabras lo sacan fuera del catálogo. Descatalogar.

Lo peor de todo es que el mensaje llega a funcionar como tal. Se entiende lo que en realidad quería decir, no lo que dice. Esto es, que sus palabras lo descalifican.

En fin, el lenguaje, que pese a nosotros funciona. Supongo que el contexto ayuda una "arbitrariedad" ;)

Palabras bonitas

jueves, 6 de marzo de 2008

O palabras estéticamente atractivas.

La grafía, quiero decir, el dibujo que las forma: fábula, sandalia, camino, nieve.

Así como su antagónico, hay palabras feas de ver: kilómetro, gracejo, franchute.

Y su sonido, o quizá vaya todo mezclado, como en este blog los bits con las letras haciendo un todo comunicante.

En ese sentido hay palabras divertidas, supongo que onomatopéyicas en su mayoría. Me hacen gracia: tiquismiquis y guirigay. Cavernícola.

Malo para el oído; escupitajo es de una sonoridad abominable, triste.

Inventario, que buen título para un libro de poemas...

;)

Empieza un viaje...

domingo, 2 de marzo de 2008

Empieza un viaje. Un viaje de palabras y bits todo junto, mezclado, al punto que no se sepa donde termina una cosa y donde comienza la otra. Trataré que de esa confusa mezcolanza de alguna perversa manera crezca algo parecido a la literatura. Y a partir de ahí, un aviso al navegante: me deslumbra la complejidad de lo sencillo.

Un viaje de jardín de interior exterior. Un jardín de dentro a fuera y de fuera a dentro. Un jardín casa. Un jardín plaza de pueblo.

Un viaje sin destino. Un camino sin mapas ni hojas de ruta. Será un ir y venir para llegar a lo lejos o cerca o no llegar para quedarse sin irse...